La civilización antigua, tanto en Oriente como en Occidente, utilizaba la adivinación y el oráculo para mantenerse en contacto con los poderes invisibles.
Los sacrificios ofrecidos a los espíritus y a los dioses no eran sólo sobornos o súplicas.
Abrían la comunicación entre los seres humanos y los espíritus para que pudiera producirse el diálogo.
La idea de que palabras, cosas y hechos puedan convertirse en presagios que abran la comunicación con un mundo espiritual se basa en una visión esclarecida del modo en que funciona la psique.
En cada síntoma, conflicto o problema experimentado hay una visualización del espacio-tiempo que trata de comunicarse con nosotros.
Cada encuentro con una tribulación es una apertura hacia esa Proyección Astral, al que el “Super Yo” suele oponerse por su deseo de imponer su voluntad al mundo.
Conozcamos el relato…