Existe una leyenda China de un barbero llamado Li Cheng que vivía en Xiaotun, un pequeño pueblo cerca de lo que ahora es la ciudad de Anyang, a unos 500 kilómetros al sur de Beijing.
Cuenta la historia, que estaba afectado por una horrible enfermedad de la piel, su cuerpo estaba cubierto de llagas abiertas.
Un día, se encontró con algunos fragmentos de huesos antiguos con extrañas figuras grabadas en ellos.
Desesperado por obtener una cura a su mal, Li creyó que se trataba de antiguos "huesos de dragón", un ingrediente medicinal clave, según un cuento de viejas. Trituró los huesos y untó el polvo por todas sus llagas.
Milagrosamente, dice la leyenda, estas desaparecieron.
Después de eso, fue de puerta en puerta, vendiendo “huesos de dragón” molidos como remedio para diversas dolencias.
Escuchemos el relato…