El sensor principal es casi seguramente un radar de barrido lateral de alta definición.
Y emplearía también sensores infrarrojos y fotográficos convencionales, incluidas cámaras oblícuas de largo alcance y elevada longitud focal.
Estos equipos se agrupan en módulos fácilmente intercambiables, situados en cuatro bodegas centrales y una en la proa.
Los datos obtenidos pueden enviarse mediante enlaces a estaciones en tierra, o por satélite si es necesario.
El Blackbird debe llevar, además, lo más avanzado en contramedidas electrónicas; pero desgraciadamente no todo el mundo lo puede pilotar.
Los pilotos que aspiraban a operar los SR-71 debían tener 1.500 horas a bordo de aviones a reacción.
Y quienes querían ser sus operadores de sistemas de reconocimiento (RSO) tenían que ser ya consumados navegantes militares.
Fijémonos en el suceso…